25 AÑOS DEL MUSEO DE MEDALLÍSTICA ENRIQUE GINER. DESAFÍOS PARA LOS PRÓXIMOS 25 (10/6/2020)

Hoy se cumple el 25 aniversario del Museo de Medallística Enrique Giner de Nules (Castellón), un hito cultural ineludible para la población y para el arte de la medalla en general.

Ya hemos explicitado aquí en diversas ocasiones la importancia de este espacio expositivo único; único porqué es un milagro museográfico en una población de 14.000 habitantes como es Nules, y único por su especialización, singular en todo el mundo.

Cabría aquí -tal vez- una exposición de su concreción histórica, pero seguramente no es necesario por cuanto ya hay suficiente información pública a la que acudir. Eso sí, no puede citarse nada de su devenir sin realzar antes la figura de Enrique Giner Canet (Nules, 1899 - Valencia, 1990) auténtico motor de una especialización museística que hubiera sido imposible sin esta circunstancia.


Enrique Giner fue un artista académico que demostró gran dominio del arte escultórico, del grabado en hueco y la medalla, pero también el dominio de la integridad como persona. Sus obras transmiten valores humanos eternos; lecciones para las generaciones del ayer y esperanzas para las de hoy y el mañana. De hecho, la posibilidad de un museo ligado a su cesión en vida de obras, bocetos, plaquetas, medallas, materiales... es un reflejo de su generosidad y magisterio. La convergencia de todo esto, con la voluntad de Vicente Martínez Lucas, los conocimientos de Vicent Felip Sempere y la continuidad familiar de Sol Giner Gordillo, hicieron otra parte fundamental del resto.


Al remate -y así se presenta aún hoy- quedó un museo especializado en el arte de la medalla y que homenajea también la escultura del siglo XX vinculada a la figura de Giner.

Dicho esto, centrémonos ahora en que el museo se encuentra actualmente frente a grandes desafios. Por un lado, su supervivencia ante todas las coyunturas políticas y administrativas que lo han llevado por los derroteros de la inestabilidad museográfica y, por otro, y aún más importante, los desafíos que como epicentro del ars metallica se le plantean para los próximos 25 años.

Ante este último apunte, no cabe a dudas que esta particular galería heptagonal tiene un potencial en cuanto a espacio y fondos artísticos eminentes por sí mismos. Son envidiables desde las piezas de Giner, a su medallística histórica -aunque la preeminencia es de fondos del siglo XX-, así como su elenco escultórico, pero no es menos cierto que, focalizando su necesario relanzamiento, sería preciso afrontar nuevos retos.

Y los retos están en aumentar aún más su singularidad, así como situarse en los primeros planos de los directorios expositivos españoles. El reto pasa, bajo mi punto de vista, en hacer converger lo que ya es, con la frescura, el estusiasmo y la proyección que ahora mismo tiene la medallística de vanguardia internacional.

El arte de la medalla se sitúa hoy en un punto álgido. Una intensificación que está pasando por su proliferación didáctica en distintas escuelas de arte en Europa, así como por su conexión con el arte actual. Como casi no ocurría desde el Renacimiento, los artistas, de nuevo, se están especializando; la medalla, por tanto, está siendo seleccionada como medio expresivo. Subirse a ese carro es el gran desafío de proyección del museo. Su oportunidad para no ser ya más un mero espacio exposito. Su coyuntura hacia el dinamismo cultural, la confluencia artística y el interés social.

Felicidades a todos y que cumpla muchos más.

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