LR -iniciales con las que firmaba la mayoría de sus cospeles- era un artista nacido al socaire de la Escuela de Artes Plásticas de México, pero que llevaba la creatividad y el ars metallica metido en la sangre, por cuanto su padre ya esculpía delicadas formas y realizaba notables trabajos de orfebrería en el primer tercio del siglo XX, y su madre, Patricia Cox, destacaba por sus ensayos y narraciones.
Lorenzo Rafael ha dedicado más de 60 años de su vida al arte, y era en Fidias Arte, la empresa familiar, donde recogía su sapiencia y calidad escultórica y medallística.
A pesar de que su trayectoria era injustamente menos conocida a este lado del Atlántico, los premios y reconocimientos atesorados durante años describían perfectamente su capacidad de trabajo y nivel formal. Esculturas exentas, medallas conmemorativas y religiosas, plaquetas o trofeos, son su mejor legado.
Quienes le conocieron destacan también su calidad humana; no nos cabe a dudas. El arte de la medalla hispanoamericana se viste de luto. Descanse en paz, Lorenzo Rafael.
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